LA COCINA DE AYER Y DE HOY
En el grupo de conversación que los viernes se lleva a cabo con algunos de los usuarios y usuarias del Centro de Día de Lada, guiados por el psicólogo del Centro, se habló de la cocina y del cambio de ésta con el paso del tiempo, estableciendo comparativas y conexiones entre pasado y presente.
Ahora veremos qué opinan los mayores del centro de todo esto:
- Antaño se solía cocinar en el llar o cocina de leña. Se tenía que ir a recoger “garbos” (pequeños trozos de madera) para poder cocinar y calentar la casa.
- También se usaban mucho aquí en Asturias las cocinas de carbón. La mejor leña para que la cocina “tirase” (funcionase bien) era la de pino, y si estaba húmeda por la lluvia se metía en el horno de la cocina para que secase.
- Lo peor de estas cocinas era cuando “echaban el humo para atrás” porque no encendía a la primera y teníamos que volver a encenderlo. Pero sin duda los potajes salían mucho mejor que en la cocinas de ahora, porque en la chapa se hacían poco a poco.
- “Encendías la cocina por la mañana y dejabas la pota toda la mañana haciéndose. Los postres se hacían en el horno de la cocina, y cocían mejor que en los hornos modernos.”
- Para cocinar se solían usar los productos de la propia huerta y de la matanza. “Pensábamos lo que se quería comer e íbamos a la huerta a por ello, o se subía al desván a por las patatas o castañas que se tenían ahí para secar”.
- “Se mataba una vez al año, a finales de año y en luna menguante”. Se “curaban” (secaban) los chorizos en una habitación, se hacía un fuego de leña y se ahumaban. Estos productos eran mejores que los que se comprar ahora en los supermercados porque eran “más naturales”.
- Los domingos y los días festivos “se comía especial”: carne, sopas de ajo, etc. porque no había dinero para comer así todos los días.
Antiguamente eran las mujeres quienes cocinábamos y aprendíamos a hacerlo acercándonos a ver como cocinaban nuestras abuelas y nuestras madres. Los hombres ni se “arrimaban” (acercaban) a la cocina. Ahora, sin embargo, algún hombre cocina como “el mi fiu” (mi hijo) y eso está muy bien, porque así comparten las tareas.
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