Cómo alimentar el cerebro

Nuestro cerebro probablemente sea el órgano más complejo del cuerpo. A pesar de haber sido altamente estudiado, gran parte de su funcionamiento aún sigue sin resolverse. Esta misma complejidad lo hace susceptible a la calidad de la alimentación que ingerimos. Tanto la buena memoria como la agilidad mental, el equilibrio anímico, y la buena concentración pueden encontrar en algunos alimentos grandes beneficios. Incluso, enfermedades degenerativas como Alzheimer pueden verse afectadas por una buena o mala alimentación.

Numerosos estudios han demostrado que hasta las carencias alimentarias leves pueden afectar nuestras habilidades y facultades mentales, ocasionando el deterioro progresivo del órgano rector del cuerpo humano. El inconveniente es que estas deficiencias pasan desapercibidas ya que no se reflejan en los exámenes sanguíneos de rutina.

El cerebro es el órgano más graso que tiene el cuerpo humano. Sin embargo, una dieta con exceso de grasas saturadas repercute en su funcionamiento, ya que predispone a la resistencia a la insulina, una alteración metabólica que hace que las neuronas tengan dificultades para nutrirse, a la vez que el organismo pierde su capacidad para controlar los niveles de glucosa en sangre. Los efectos de las grasas saturadas, que abundan en las carnes, los productos lácteos, las margarinas y la bollería, se aprecian en la memoria y en la habilidad para aprender. Es por esto que debemos minimizar su consumo.

También son perjudiciales algunos aceites vegetales, como los contenidos en las margarinas y salsas a base de aceite de maíz o girasol y en los platos muy elaborados. Por el contrario, los alimentos ricos en Omega-3, como los pescados grasos y los aceites de lino, nuez y soja son los más adecuados para mantener las membranas celulares flexibles y sanas, ayudando a mejorar el funcionamiento de nuestro cerebro. De por sí, la deficiencia de Omega-3 se ha relacionado con problemas como la depresión, pérdida de la memoria, menos inteligencia, dificultades en el aprendizaje, falta de concentración, Alzheimer, esclerosis múltiple, problemas oculares, irritabilidad y tendencia al suicidio; por lo que es sumamente importante consumir alimentos ricos en este ácido graso.

El principal combustible que usa el cerebro humano para funcionar proviene de los hidratos de carbono. Dentro de este grupo se encuentran los complejos y los simples. Los carbohidratos complejos son de absorción lenta y son los más convenientes para la salud cerebral. Se hallan en abundancia en las legumbres, las frutas, la pasta integral, el arroz integral, el muesli y otros cereales integrales. Por el contrario, los carbohidratos simples que son de rápida absorción, favorecen las indeseables subidas y bajadas de glucosa, lo que desmejora la calidad del actividad mental. Es por ello que obtendremos beneficios al reducir la ingesta de azúcar, el pan blanco, las patatas viejas y los dulces en general.

Por su parte, las proteínas que consumimos también son de gran importancia. Algunos de los alimentos ricos en colina, un aminoácido contenido en alimentos proteicos que ayuda a la formación de nuevas conexiones entre las neuronas y también a proteger al cerebro y al sistema circulatorio, son la yema de huevo, la lecitina de soja, la lechuga, los cacahuetes, las pipas de girasol y la coliflor.

Los antioxidantes, contenidos en semillas, frutos secos, aceites vegetales extra virgen, naranjas, kiwis, legumbres, ajos, espinacas, fresas, moras, uvas, tomates, ciruelas, granadas, pimientos y el té verde, son los encargados de neutralizar a los peligrosos radicales libres que deterioran las células y perturban su funcionamiento. También resulta beneficioso el consumo en bajas cantidades de chocolate que contenga más de 70% de cacao y bajo en azúcar, por sus efectos contra los radicales libres y por la sensación de bienestar que producen al cerebro.

Para finalizar, no sólo a través de la comida podemos alimentar a nuestro cerebro. Dormir adecuadamente de 6 a 8 horas diarias durante la noche, técnicas de oxigenación como las utilizadas en el yoga, disfrutar de ejercicios al aire libre, los juegos y cualquier otra actividad que nos haga aprender y retar a la mente también nos ayudaran a mantener nuestro cerebro en excelente estado y evitar su temido deterioro.

Autor: YRV (vivir saludable)
Fuentes consultadas: Revista Cuerpomente.

 

Un pensamiento en “Cómo alimentar el cerebro

  1. Soy una persona sensibilizada y creo que bién informada sobre la relacion entre los alimentos y las enfermedades y he de decir que en mi opinión el articulo que publicais en ésta pagina es impecable. Por tanto, felicitaciones por ello y ánimos para seguir con éstos contenidos tan interesantes.

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