La actividad del sistema inmune en el cerebro, y más concretamente el mecanismo inflamatorio, juega un papel fundamental en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. De hecho, la reducción de la inflamación a nivel cerebral podría detener la progresión del alzhéimer, evitándose así la pérdida de memoria y los cambios en el comportamiento asociados a la enfermedad. Así lo sugiere un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Southampton (Reino Unido) y publicado en la revista «Brain».
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