4º Nudo: Llegó de Puntillas

Llegó de puntillas,  envuelto en sutiles angustias, como una tormenta de silencios.  Llegó, pese a que nunca hubiéramos esperado la visita de un huésped tan terrible. Las primeras alertas no nos hicieron sospechar que fuera él. Algunos olvidos, tal vez sin importancia. La tendencia a acumular ciertos productos, tal vez manías de la edad. Lagunas achacables al desdén de los años. Poco a poco más olvidos, los mismos productos comprados cada día, las lagunas más hondas y con orillas más distantes. Un día decidimos consultar con alguien experto en la materia, las palabras cayeron como losas: Matilde tiene principios de Alzheimer. Allí estaba. Se había instalado en nuestras vidas…y había venido para quedarse.

Al principio la familia pasó por una fase de negación. Y digo la familia porque Alzheimer no afecta solo a la persona que padece el mal, sino a todos los seres queridos que la rodean. No podía pasarle a ella, tenía que haber solución, había que buscar segundas, terceras opiniones. Luego vino la rabia, no era justo, una persona que toda su vida a hecho el bien no puede llegar a olvidar todo lo que ha amado. La tristeza, al ver sus retrocesos, la necesidad de arañar los retazos que se iban desdibujando en su memoria. Y al final, como una derrota frente a la realidad,  llegó la aceptación del hecho inmutable, y la certeza de que lo único que podíamos hacer era proporcionarle una calidad de vida y de afectos insuperable. Para ello, hubimos de adaptar nuestras expectativas a su realidad. Nos costó terriblemente llevarla al Centro de Día, dejarla allí indefensa, desvalida…y a la postre resultó la mejor elección que hicimos. Ella pasaba las horas cuidada por gente que le proporcionaba los mejores cuidados y, más aún, una ternura infinita y atenciones en lo personal tan generosas, como si hubiese sido su propia familiar. También resultó ser beneficioso para las personas, su hijo y nuera principalmente, que la atendían a diario, pues también las personas cuidadoras necesitan cuidados. Y todos aquellos recelos iniciales nos parecieron absurdos…en el Centro de Día encontró un lugar para integrarse y ser feliz más allá de las antiguas rutinas que ahora le resultaban inservibles.

No pienso perdonar a Alzheimer, ni resignarme a él, ni pensar que así es la vida. Seguiré apoyando la lucha por la financiación a la investigación, reclamando que se dote de partidas presupuestarias la Ley de Dependencia, exigiendo que se apoye a las familias. Pero hay dos cosas que nuca jamás podrán arrebatarme ni él ni su velo sobre la memoria: la tranquilidad de que lo hemos combatido respetando la dignidad y las necesidades de mi güelita y todos los recuerdos que atesoro en mi corazón sobre la bondad con la que ella llenó mi vida, y que ahora le devuelvo en cada beso, en cada recuerdo, en cada paso que doy sintiéndola siempre a mi lado.

Elisabeth Felgueroso (Licenciada en Filología Española. Familiar de una persona con Alzheimer )

2 pensamientos en “4º Nudo: Llegó de Puntillas

  1. Leer tu nudo hace que vea reflejada mi historia, hay tantos puntos en común…
    Me quedo con la parte final, devolver con creces todo el amor recibido de estas personas y disfrutar de ellas día a día. Yo tampoco pienso perdonar a ese señor.
    Muchos besos y que la suerte se ponga de vuestra parte.

  2. y además que bonito está escrito, emociona.
    Muchas gracias por tus palabras, Eli, seguro que ayudan a muchas personas.
    Un abrazo mucho ánimo con esta magnífica iniciativa.
    Que sepáis que esta última semana estuve en El Savador y he dado a conocer vuestra web nudoanudo y vuestro video del huerto terapéutico ¡todo un éxito!

    Teresa Mtnez

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