La enfermedad de Alzheimer no tiene cura conocida, pero ciertas técnicas permiten mejorar las capacidades cognitivas de los pacientes, retrasar la pérdida de memoria y aumentar su calidad de vida. Para conseguirlo, entre las típicas que utilizan papel y lápiz empiezan a colarse otras de corte tecnológico que benefician no solo a quienes padecen la enfermedad, sino también a sus familiares y cuidadores.
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