Varios factores contribuyen al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. El principal riesgo para desarrollar esta patología neurodegenerativa es la edad, además de la herencia genética (especialmente ser portador del gen ApoE4) que marca una predisposición. Aunque esto no pueden cambiarse, sin embargo, otros factores que favorecen su aparición sí son modificables, como la hipertensión, la obesidad, la diabetes y el colesterol elevado. Controlar esos parámetros puede ayudar a que varias décadas más tarde aparezca el deterioro cognitivo.
Una artículo publicado recientemente en la revista «Neurobiology of Aging», firmado por investigadores de Estados Unidos, Reino Unido, Australia e Italia, destaca que varios estudios prospectivos han mostrado que determinadas pautas de alimentación y estilos de vida se asocian con un mayor riesgo de padecer alzheimer.
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